En 2025, a pesar de los avances tecnológicos y las ayudas disponibles, más del 70% de las pymes españolas aún no han alcanzado un nivel básico de digitalización Channel Partner. Esta cifra es aún más preocupante entre los autónomos y microempresas, especialmente en sectores tradicionales como carpintería, costura o talleres, etc, etc…. 

Muchos de estos emprendedores creen que, al ser pequeños o pertenecer a sectores artesanales, la digitalización no es necesaria. Sin embargo, este mito de la «irrelevancia» les está costando tiempo, dinero y oportunidades.

La brecha digital no siempre es tecnológica, es cultural

Cuando hablamos de brecha digital, muchos piensan automáticamente en falta de internet, ordenadores o software. Pero en realidad, para muchos pequeños negocios, la verdadera barrera es cultural y de percepción.

Es la idea de: «Mi negocio es demasiado pequeño, artesanal o de un sector irrelevante; no necesito digitalizarme.»

Esa percepción, aparentemente simple, mantiene a los profesionales atrapados en tareas manuales que podrían automatizarse fácilmente: 

  • Rehacer pedidos porque se pierden notas en papel o en los infinitos mensajes de WhatsApp
  • Calcular costes y presupuestos a ojo, o realizando cálculos a memoria según el costo del último material que compraste; arriesgando tus ganancias.
  • Perder visibilidad sobre clientes, ingresos y gastos.

Lo más curioso es que esta brecha no depende del tamaño real del negocio ni del sector: incluso empresas muy pequeñas podrían generar crecimiento si superan esta mentalidad. 

En otras palabras, la brecha digital no se mide solo por la tecnología que falta, sino por la apertura a usarla. Hasta que un autónomo o microempresa no rompa esa percepción, seguirá gastando tiempo y energía en procesos que podrían ser mucho más simples y rentables.

Otro motivo del mito es la resistencia generacional frente a la digitalización

Muchos pequeños negocios en España todavía son gestionados por personas de la tercera edad, quienes vivieron los inicios de la digitalización. Para ellos, sistemas de gestión, ERP o CRM podían parecer complejos, lentos o innecesarios, y esa percepción ha quedado muy arraigada.

En el pasado, los problemas eran reales: software lento, interfaces complicadas, promesas que no se cumplían y costes elevados. Muchos tampoco contaban con formación digital formal, por lo que la curva de aprendizaje parecía muy empinada. Hoy, la situación es distinta:

  • Existen ERPs interfaces intuitivas y amigables que facilitan la gestión incluso a quienes no son expertos en tecnología.
  • La gran oferta de soluciones digitales ha reducido costes y simplificado la implementación.
  • La formación está más accesible que nunca, y los programas de ayuda pública y privada acompañan a autónomos y pymes paso a paso.

Impactos reales del mito de la irrelevancia

  • Declaraciones de IVA más difíciles y riesgo de errores.
  • Facturas y cobros desorganizados, con clientes impagos o duplicados.
  • Pérdida de tiempo en tareas administrativas.
  • Decisiones basadas en intuición, no en datos.
  • Estrés y jornadas largas.

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